domingo, 4 de junio de 2006

Si yo fuera reportero aficionado.

Oí hablar acerca del periodismo ciudadano -o civil-, entendiendo que es aquel realizado por aficionados, entonces me pregunté, ¿qué tan viable puede ser para una persona ajena al oficio de comunicador llevar a cabo un reportaje?, -aquí sí, lo importante es el fin y no el medio-… A continuación, un ensayo acerca de “la parodia que pudo ser una noticia de aficionado publicada en internet”:
Ese día no podía ser más tranquilo, todo era calma y tibio sol. Maravillosamente, el camión de la basura pasó por mi calle sin tocar el estruendoso cencerro con el que anuncian su llegada a las colonias. No había, como de costumbre, viciosos ni pandilleros molestando en la cuadra, ni las viejas chismosas de siempre, recortando al prójimo. Hasta el cielo era calmo: los aviones lo surcaban silenciosos, tal como si éstos fueran avecillas.
Meditaba, precisamente, en la tranquilidad, cuando Fulanita entró corriendo a la sala de la casa para contarnos, llorando, acerca de un incendio en la Plaza Juárez: -Había mucho humo y la gente corría, hasta dejaban sus cosas ahí en la calle por huir; se oían explosiones. Cuando llegaron los bomberos, no podían éstos entrar a apagar el fuego, pues la calle estaba llena de tianguistas. No fue hasta que levantaron los puestos, que los bomberos empezaron a echar agua; pero la lumbre ya se había pasado a los demás negocios…Vi pasar siete ambulancias una tras otra.- Éste fue el cuadro que nos relató Fulanita.
Me asomé a la calle y efectivamente, pude apreciar que una densa nube de humo negro cubría gran parte del cielo, al mismo tiempo que en el aire flotaba un peculiar olor a plásticos y papel quemándose. Supuse que las explosiones que decía Fulanita, no fueron de otra cosa que de los cilindros de gas de los restaurantes y de las fondas del tianguis en las cercanías de la Plaza Juárez. Decidí que investigaría en la tarde el siniestro; ya que se terminara el ajetreo de las ambulancias, policías, cintas amarillas y demás.
Fui a la tlapalería por un material que necesitaba en mi taller, y mientras caminaba, me obsesionaba por saber si el incendio tendría efectos negativos en el comercio de la zona, o por lo menos si hubo clientes míos afectados (¿dónde dejé mi teléfono?). Casi al llegar a la ferretería – más bien tlapalería,- pasé por el patio donde trabajan unos conocido míos y le comenté a ellos del fuego, tal como lo escuché de Fulanita:
-Hubo un incendio muy feo en la Plaza Juárez (por eso se ve tanto humo).
-¿Dónde mero?- Me preguntó Menganito.
-Por la Juárez, a la altura del molino de los Q.
-¡No friegues! ¿Neta?-.
-Sí.-Les dije, di la media vuelta y me despedí rápido de ellos.
-Ai nos vemos al rato, que ya mero cierran la tlapalería.- Apenas me había alejado un poco del taller de mis amigos cuando ya cundían murmuraciones de este tono:
-¡Que se quemó el molino de los Q!- Menganito le contaba a los recién llegados, adornando ad líbitum el asunto. Después, le di la noticia a una tal Gertrudis, quien observó lo siguiente:
-¡De la que me salvé! ¡Yo tomaba clases de pintura en un salón de allí, en la Plaza Juárez!-.
Al volver a casa quise escribir en internet una pequeña nota acerca del siniestro, y al darme cuenta que nada tenía por cierto, me reí como nunca: -¡Como soy animal! ¡Voy a escribir un chisme!-.
Una hora después, (luego de una sesión de bostezos) fui a indagar a la “zona cero”, tenía que “ver con mis propios ojos” para saber que pasó en realidad ese jueves al medio día en el Centro del pueblo.
El incendio ocurrió dentro de un pequeño corredor comercial ubicado en la Juárez, -enfrente de la Plaza Juárez, no en ésta, como creí al principio-. El fuego se originó en una florería, y la probable causa fue un desperfecto de tipo eléctrico. Los daños materiales fueron cuantiosos y algunas personas resultaron intoxicadas por el humo. El siniestro no afectó a los demás comerciantes de la Juárez aparte de aquellos dentro del pequeño corredor que menciono, y de los tianguistas, quienes tuvieron que retirarse más temprano (dejando de percibir el ingreso habitual de los jueves, considerado “día bueno”).
Horas después, cierta persona de la gente del molino Q. llamó y a manera de broma me dijo:
-¡No hombre! ¡Acá el incendio es para mañana! ¡Ja, ja, ja!- .
Conclusión: Si la intención es dar a conocer un acontecimiento de tu localidad, el internet te permite sacarlo más rápido, incluso, que las noticias de la radio o la televisión profesionales, y tal cosa es hasta buena, si no olvidas aplicar la duda sistemática: la verdad se demuestra. Tan tán y fin.

5 comentarios:

  1. OBJETIVIDAD: si, informar, si, dar una opinión, si, presentar los hechos, si, veracidad... Pero en una época de sobre información, de saturación de medios... ¿Hasta que puento el público puede confiar en la información que se nos da ya procesada y sin necesidad de razonamiento previo?
    Muy buen tema, ¡saludos!

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  2. la informsacion hoy , esta retocada al gusto del q la da, les gusta dar sensacionalismo , y si no lo hay se lo inventan .. yo creo q eso pasa muchas veces en estos tiempos .. hay qmirar con lupa lo q se lee y escucha ,, cuidate besitos

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  3. pero no hay belleza en algunas expresiones de esta naturaleza?
    Al menos como lo presentas en el post, viene a mi un cierto aroma a literatura popular... el chisme... cuántas estancias narrativas se han fundado en él? Por supuesto, la finalidad informativa queda enteramente excluída... pero la risa ente el equívoco también es enriquecedora...
    afortunadamente en el periodismo siempre existe la posibilidad de una fe de erratas... el problema es que la mayor de las veces eso pasa de largo...

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  4. Oh dios que post maaaaaaas largo..

    Un Saludete !

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