martes, 18 de mayo de 2010

Anteojos, lentes o gafas...

Ayer al salir de la junta, un camarada me contó que extravió sus gafas mientras hojeaba unos libros en un tianguis frente a la presidencia, que había preguntado en el puesto donde él pensó haberlos olvidado y que le respondieron que no sabían.

Al día siguiente me dirigí al mismo tianguis, pregunté en todos los puesto ¿has visto unos lentes? hasta que alguien me indicó: aquí no los olvidaste, fue en el puesto de a lado, esperé a que llegara la encargada y ahí estaban los lentes en su estuche, le conté la historia del descuido de mi amigo, luego, ella accedió a dármelos para ir a entregarlos a su dueño, pues le conté que tal persona trabajaba a unas cuantas cuadras de ahí. Y los llevé.

He notado que en Jalisco, por lo menos en Guadalajara, cuando la gente se sube a un camión lleno no duda en que la gente le pasará el dinero al chofer y regresará el boleto y el cambio. Es la confianza.

2 comentarios:

  1. Creo que hace mucho tiempo así solían ser las cosas acá también. Pero las ciudades crecen, la gente se deshumaniza, y al rato andamos todos cuidándonos de todos. Lamentable. Sin embargo, debo decir que este tipo de ejemplos se siguen dando, aunque pocos, en alguno que otro barrio o lugar de mi ciudad.

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  2. Ser a la vez humano e inhumano, paradójicamente, es parte de nuestra naturaleza.
    Saludos.

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