Estoy solo en esta habitación y escucho el ruido de los vehículos al pasar veloces frente a mi casa, puedo ver por la ventana sus luces altas y me cuestiono porqué a la medianoche los conductores corren como si trataran de evitar que las ruedas toquen el pavimento.
“El ruido enloquecedor de su auto será la causa obligada o algo así”.
Intento adivinar los colores de los autos, y juego por momentos: pasará un rojo, luego un blanco seguido por uno…gris; pero pasa primero el blanco luego el gris y al último el rojo y recuerdo a aquella señora que un día aseguró a mis cuates que yo podía ver el futuro, o a lo mejor ella, vencida por el morbo, deseaba indagar cuál sería mi aspecto en el año 2120 (¡ah, el gran miedo secreto de los videntes reales! Revelado a mí por uno de ellos cuando el licor venció sus temores).
“Solo cenizas, hallarás de todo, lo que fue mi amor”.Los autos, el alcohol, el bar a pocos metros de mi casa con todas esas personas rindiendo culto a la rocola; y yo todo loco, intentando ser cuerdo por un momento sin lograrlo; aunque no sé, más de una persona aseguraría que mi actitud es lo contrario: que me hago loco y que de tonto no tengo un pelo, pero ¡a quién pueda darle gusto uno sin meterse en problemas!: Pon uno, pon dos, todos ponen, tomen todos…Salud, salud.
“¿Quién está aquí de la música encargado?..Miro a través de la ventana y escucho. Ahora hay calma en la calle. Las nubes, esta noche son oscuros símbolos de lluvia, según el servicio meteorológico; sin embargo, para mí, hoy irradian más quietud y sosiego que nunca, de hecho, siento que si saliera a caminar esta madrugada y se soltara el aguacero que pronostican, no me tocaría una sola gota de agua, no a mí.
“Lluvia, tus besos fríos como la lluvia”.La hora de las brujas llegará pronto, las 3 de la mañana…