O bien, dígame usted, señor recaudador de impuestos, si el sistema aún no se levanta, y si debo seguir apartando mi lugar en la fila.
Oye, mujer bonita, dime qué haces aquí conmigo y cómo se cruzaron nuestros caminos:
Tal vez nuestras versiones coincidan en que era simplemente lo justo para ambos.
Oye, hombre rudo, dime si encontraste la salida cuando huías de la fiesta en tu honor, ¡que yo no pude escapar cuando fue mi turno!
Siempre habrá una explicación para todo, aunque a veces sea necio buscarla.